Estos rosados son vinos de un perfil más seco, de acidez punzante, vibrantes y de tonalidades pálidas que recuerdan al damasco.
Al ser frescos y livianos, andan muy bien con platos asiáticos como el sushi o los spring rolls vietnamitas. Gracias a su frutosidad, también pueden acompañar platos picantes como un curry verde tailandés; y debido a que suelen servirse fríos funcionan excelente en asados para acompañar pollos y pescados a la parrilla, o junto a un aperitivo en la terraza con quesos y charcutería.